Un año más será una Semana Santa diferente. Echaremos de menos los pasos y las procesiones, las saetas, ese olor a incienso que inunda las calles, las nazarenos, los penitentes, el sonido de los pasos al unísono de los costaleros, las órdenes del capataz, y tantas otras cosas, pero ¿por qué no disfrutar lo que tenemos ahora?
Es un año para aprovechar a valorar lo que tenemos. Pasar más tiempo con la familia y vivir cada minuto con ellos al máximo. Un tiempo para sacar lo positivo de nuestras vidas y para volver a tener esperanza y a confiar en que todo esto pasará, en que vendrán tiempo mejores y que volveremos a disfrutar de la familia, de los amigos y de los planes como antes, o incluso disfrutándolos y exprimiéndolos mucho más!
Aún siendo una Semana Santa diferente, puede ser una Semana Santa maravillosa y muy productiva.